Quiso buscar el mar
De la tierra quemada huir
Y con sus brazos remar
Hasta llegar a otro país
Para volver a beber
Para volver a probar
En la fuente del placer
En los rincones del azar
Se embarcó sin dirección
Por vivir y por sentir
Que cada día es una razón
Suficiente para ser feliz
Fue al empezar a nadar
Cuando de nuevo recordó
La belleza de la tempestad
La rosa de los vientos, la tentación
Ver a lo lejos una luz
La emoción de un llegar
A los faros del deseo y la virtud
Que iluminan la libertad
Una noche de tormenta naufragó
Con el alba se puso en pie
Y de nuevo se embarcó
A absorber otro amanecer
En puertos de media noche
Se sumergió en olas de miel
Érase una vez la historia
Del hombre que recobró su voz
Porque a veces la vida te roba
Y no da para luchar una razón