Hay dos tipos de músicos o artistas, los que repiten siempre la misma fórmula en cada disco y los que intentan hacer algo diferente en cada proyecto. “Respondiendo al silencio” es un claro ejemplo de esto último.
Siempre he intentado hacer algo diferente en cada canción y a la hora de componer, sólo repito y me ciño a dos premisas:

1. Dar mucha importancia a los textos, no sólo buscando la originalidad en la temática sin caer en tópicos o temas manidos, sino también, sacando brillo a cada verso e intentar mejorarlos buscando siempre la palabra perfecta.

2. Dar mucha importancia a las melodías, con la intención de colarse en la piel del oyente.

Cuando compones una canción, lo primero que intentas es plasmar tus emociones en el papel en blanco pero, sobre todo, intentas emocionar, sólo así tiene sentido este oficio, tienes que intentar comunicarte y transmitir emociones.
Para todo ello, en mi opinión, es necesario huir de lo fácil y de las canciones de «usar y tirar».

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